“Mi trabajo es materialmente directo, normalmente óleo sobre tela o sobre papel y tela. La elección de la superficie material a partir de la cual empiezo mis obras permanece visible una vez acabadas.
Las pinturas realizadas sobre tela cruda permiten mostrar el color del algodón o del lino a través de las rejillas o las marcas gestuales que pinto sobre sus superficies tejidas. Las obras pintadas sobre papel pegado a lienzo siguen con el óleo los contornos del papel cortado y rasgado, o permiten que bajo la pintura se vea el relieve de los trozos de papel superpuestos. De esta forma las pinturas son objetos totales, donde todos los materiales empleados constituyen la obra. Por otro lado, mis pinturas trabajan con ilusiones y relaciones cromáticas que activan el espacio visual tanto dentro como frente a ellas. El alto contraste de los patrones de puntos o las vibraciones del color suscitan una distancia aparente de los distintos elementos respecto al espectador de la obra, que se transforma mientras es contemplada.
Los cuadros no están fijos, son inestables visualmente, y existen tanto dentro de la superficie como fuera. Algunas de mis obras se refieren a las marcas de los bastidores que hay detrás de la tela, mediante líneas pintadas y colocadas en una posición equivalente sobre la superficie. En estos casos, en los que se pinta una imagen de lo que hay físicamente por detrás, se crea una especie de transparencia. El espacio de detrás de la pintura, su superficie y el espacio que hay frente a ella se entretejen para crear una obra que depende de la posición del espectador y del tiempo que emplee en mirarla. La relación entre los aspectos visuales y los aspectos físicos de la pintura forma el núcleo de mi práctica, a partir del cual experimento y busco vías para crear nuevas obras. Veo la pintura como algo que funciona esencialmente de dos maneras, y ambas integran la posición de un espectador. Una es interior, y en ella un espectador entra visualmente en un cuadro y emplea un tiempo leyendo lo que el cuadro quiere comunicar y cómo llegó a ser lo que es. La otra es exterior, y aquí el espectador podría pasar por delante y percibir el cuadro como un objeto plano que forma parte del espacio circundante, incluido el más amplio contexto social.
Tengo en cuenta esas dos posibilidades, y quiero que las dos formen parte de mi obra. Me gusta la ima- gen de una persona que en un momento dado pasa de largo frente a una obra mientras se fija en otra. En algunos de mis cuadros esta idea se muestra más literalmente que en otros, pero forma parte de todos ellos. Aquellas obras mías que parecen monocromáticas o que integran patrones como puntos o rejillas pueden entenderse como planas y dejadas atrás, pero contienen un espacio interior que también puede verse más despacio, a través de imágenes lineales sumergidas en las monocromas o a través de los trazos gestuales subyacentes a los patrones. Aunque este modelo de pintura emplee una oposición, las dos caras son más afirmativas que críticas. Las dos son ideas sobre lo que una pintura puede hacer”.
Zak Prekop, 2010